IV sobre la idoneidad y pertinencia de crear una sala de mapas para uso exclusivo del príncipe. El aprendizaje de Baltasar Carlos quedó plasmado también en un grabado que conserva el archivo de Estocolmo, donde se incorporó un texto bastante explícito: “Planta del fortín de la Casa de Campo que ha delineado su Alteça el Príncipe Nuestro Señor para ver executadas en él las observaciones que ha aprendido en la architectura militar, así en la ofensa como en la defensa. En Madrid. Año 1644” (45). De ser así, el sentido de este grabado fue el de homenajear a un joven príncipe mostrando sus dotes en el arte de la representación cartográfica. A nadie puede sorprender que ambos dibujos engrosaran, por razones sentimentales, la colección del marqués de Heliche –propietario de la mayor parte de los documentos cartográficos que Juan Gabriel Sparwenfeld trasladó a Suecia–, con quien el príncipe Baltasar Carlos mantuvo una estrecha relación desde la infancia. |