Estudio introductorio

pronto acogieron sus métodos. Un estímulo fundamental fue, sin duda, la creación de la Academia Real de las Ciencias, fundada en 1665 por Luis XIV, monarca que impulsó la cartografía civil y militar y promovió iniciativas hasta situar a su país en la vanguardia de este arte de la representación. Desde la Academia de París se trabajó para perfeccionar la geografía astronómica y matemática a la que tanto deben los cartógrafos; en el seno de esta institución científica se desarrolló la cartografía topográfica a partir del impulso dado por los miembros de la familia Cassini. A uno de ellos se debe el primer mapa topográfico del país galo –construido sobre un sólido armazón geodésico– que sirvió de modelo de inspiración para otras iniciativas europeas. Fue en esta etapa de finales del siglo XVIII cuando la escuela francesa alcanza su máximo esplendor, superando ampliamente a los cartógrafos holandeses que siguieron durante mucho tiempo inmersos en planteamientos menos científicos que comerciales.

El Archivo Militar de Estocolmo conserva mapas de España y Portugal publicados por las firmas francesas de Jean Baptiste Burguignon D’Anville, (147), Nicolás de Fer (148, 149, 150, 151, 152, 153, 154, 155, 156), Guillaume de L’Isle (157, 158), Jean Janvier (159), Jacques Nicolás Bellin (160), Jean de Beaurain (161, 162, 163), Baillieux (164), Robert de Vaugondy (165, 166, 167), Rousell (168), Guillaume Sanson (169, 170) y Boissierre (171).

2.d.- El despertar de las inquietudes cartográficas en la Península Ibérica.

Éstas y otras casas comerciales europeas fueron las que se ocuparon de la estampación de mapas de la Península Ibérica satisfaciendo un mercado nacional

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