Estudio introductorio

- Alemania.

La cartografía comercial de la época también es deudora de Alemania, cuna de alguna de las firmas más reconocidas en la Europa de aquel tiempo, y cuyo trabajo en el negocio de la industria editorial publicando Atlas se lleva a término con planchas que, en no pocas ocasiones, procedían de otras casas europeas. Así, figuran nombres como Johann Baptist Homann y sus herederos, de cuyo sello conserva el Archivo Militar de Estocolmo algunos ejemplos (133, 134, 135, 136, 137), Gabriel Bodenehr (138), J.J. Ramberger (139) Franz Nikolaus Rolffsen (140), D.F. Sotzmann (141), Matthäus Merian (142, 143, 144) y Johannes Christian Marchand (145, 146).

- Francia.

Será la escuela francesa la mejor representada en el archivo sueco, con numerosos testimonios sobre la Península Ibérica, obra de eminentes cartógrafos y geógrafos de gran renombre que produjeron y editaron un cuantioso material que se compiló en obras muy difundidas. Al igual que en otros países, existieron también en Francia dinastías familiares dedicadas a la cartografía comercial, siendo este negocio un asunto privado e independiente del Estado absolutista, a pesar de la preceptiva licencia real para vender mapas. Por méritos propios, los franceses alcanzaron un lugar de honor en la cartografía europea siendo los precursores en la aplicación de métodos científicos a la hora de ejecutar los mapas. Su afán por trabajar con datos comprobables y el interés mostrado por revisar y corregir errores constituyó un ejemplo a seguir por otras naciones que muy

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