Estudio introductorio

La tercera zona el tramo norte de la frontera, cobró importancia en la etapa final del conflicto, en especial cuando el ejército portugués ocupó la plaza de Valencia de Alcántara (1664), un enclave vital que obligó a los gobernantes españoles a optimizar la defensa de este tramo fronterizo delineado y enmarcado por la propia Valencia de Alcántara y las localidades de Alcántara y Moraleja. A estas localidades se refieren los planos 5, 6, 7 y 8.

En el resto de espacios bélicos de esta guerra, situados al norte y al sur de la frontera hispano-portuguesa, no se vivió la contienda con tanta intensidad aunque no faltaron acometidas a ambos lados de la raya que obligaron a los gobernantes a proyectar la modernización y el refuerzo de las defensas. Ese fue el sentido de los planos de Vinhais (40), Chaves (42), Bragança (41), Miranda (43), Goyán y Vilanova de Cerveira (250, 12) localidades ubicadas en la frontera norte. Por su parte, la frontera meridional aparece representada por los planos de Ayamonte (56, 36, 37), Castromarín (58), Tavira (57) y Lagos (59, 97). Por último cabe mencionar los planos sobre Lisboa y sus alrededores, los cuales, excepto en un caso, fueron realizados por cartógrafos extranjeros al servicio de la corona española. El inusitado valor estratégico y militar de los accesos al puerto de Lisboa originó iniciativas cartográficas secretas que buscaban mantener actualizada la información de sus defensas para contar con las suficientes garantías en el caso de una hipotética invasión por mar, que nunca se llevó a cabo. Una representación minuciosa de la desembocadura del Tajo, incluida la imagen de Lisboa y de sus defensas, puede contemplarse en el plano 3. En el mismo contexto cabe citar los planos de Setúbal (9) y del castillo de San Gian (52, 11, 98).

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