Un aspecto importante de esta nueva visión de la cartografía lo constituía la búsqueda de mapas y documentos similares a los que los expertos en historia de la cartografía tradicionales no habían prestado atención por carecer, según ellos, de importancia cartográfica. En este contexto cabe destacar la publicación de Ciudades del Siglo de Oro: Las vistas de Anton Van den Wyngaerde (Madrid, Ediciones El Viso, 1987), un compendio de vistas de ciudades que fueron encargadas por Felipe II. Repartidos entre numerosos archivos y bibliotecas europeas, la publicación de estas vistas requirió la colaboración de un grupo internacional de expertos, en el que tuve la enorme suerte de participar. Para algunos, estas vistas representaban una nueva y fascinante guía a través de la estructura urbana de la España del siglo XVI. La Nueva Historia de la Cartografía, sin embargo, sugirió que estas vistas eran más que meras representaciones de ciudades españolas, ya que desde el principio fueron concebidas como el equivalente cartográfico de las insignias de honor, emblemas que Felipe II podía usar para impresionar a los visitantes extranjeros ofreciéndoles información sobre el tamaño, la cantidad y la importancia de las ciudades que estaban bajo su dominio.
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